Javier
Paz García
El
Índice de Libertad Económica 2017 elaborado por la fundación Heritage califica
a Bolivia como un país reprimido en cuanto a sus libertades económicas y la
ubica en el puesto 168 de un total de 180 naciones evaluadas. En Latinoamérica
solo Cuba y Venezuela tienen una peor calificación. De acuerdo al informe “el
Estado de Derecho es débil en muchas áreas y la integridad del gobierno es
socavada por una corrupción generalizada”. Más adelante indica que “un poco
confiable proceso de resolución de disputas y la falta de una adecuada
verificación de los derechos de propiedad crea riesgos e incertidumbres en la
adquisición de bienes raíces. Aunque las cortes bolivianas en ocasiones han
mostrado independencia del Poder Ejecutivo, el partido en el poder, MAS, tiene
un férreo control sobre todas las instituciones. Incluso, el sistema judicial
tiene un alto nivel de descrédito como resultado de continuos escándalos,
corrupción, y tráfico de influencias”. Con relación a la facilidad de negocios
el informe indica que “el emprendedor es sobrecargado con burocracia,
corrupción y una aplicación inconsistente de las regulaciones comerciales. Las
regulaciones laborales son rígidas y no son conductivas al crecimiento de la productividad.”
Las
estadísticas indican que hoy es más caro, más moroso, más difícil y más
riesgoso emprender en Bolivia que hace 10 años, que la seguridad jurídica es
menor, que hay menos respeto por los derechos de propiedad y que en definitiva
los bolivianos somos menos libres que antes. La burbuja de precios de materias
primas, que ha llegado a su fin (aunque muchos precios de materias primas
todavía tienen niveles superiores a los del 2006), y con esto se irá acabando
la ilusión de que el actual gobierno ha hecho cosas buenas. Quedarán el
despilfarro, los coliseos de 10.000 personas para poblaciones de 5.000
habitantes, la planta de urea mal ubicada, los taladros de YPFB las obras
inconclusas, las anécdotas del fondo indígena y los nuevos ricos; y estructuralmente
quedará un país con reformas que son un retroceso, con una justicia en ruinas, con
empresas públicas deficitarias y corruptas, con pensiones en manos del Estado,
con un banco central sin independencia y un sinfín de políticas que nos
condenan al subdesarrollo. Quedará un mundo por hacer y deshacer.
Santa Cruz de la Sierra, 11/06/17
http://javierpaz01.blogspot.com/