Javier
Paz García
El
viceministro Rodolfo Illanes ha sido asesinado. Más allá del hecho de que toda
pérdida de vidas es lamentable, ha causado conmoción la manera brutal en la que
fue golpeado y torturado hasta morir. Desgraciadamente estás cosas suceden en
Bolivia con cierta regularidad.
Penosamente
el presidente Morales, no pierde oportunidad para sacar provecho político de
cualquier situación y ahora afirma que había una conspiración y que se detuvo
un intento de golpe de Estado. Esto por supuesto es risible, ya que matar a un
viceministro, a pesar de lo atroz, dista mucho de ser parte de una acción
golpista. Quienes mataron a Illanes lo hicieron en el calor de la rabia por la
muerte de 3 compañeros mineros, y podemos presentir que lo hicieron porque en
la tradición andina, a pesar del mentiroso discurso oficial, reina la cultura
de la violencia y la fuerza. La cultura de los cooperativistas mineros, es la
cultura del bloqueo, del uso de la fuerza, de la violencia sindical, del abuso
a las mujeres, del corporativismo violador de los derechos individuales, de las
posiciones radicales y maximalistas. Es la misma cultura de los cocaleros, es
la misma cultura de la Central Obrera Boliviana, es la misma cultura de los
actuales gobernantes. Por eso éste es un conflicto interno entre sectores del
MAS.
Pero
volviendo a Evo Morales, hubiera sido una muestra de decencia y compunción el
haber condenado la muerte de su viceministro y punto. Sin embargo recurrió por
enésima vez a la mentira de las teorías conspirativas, a la mano del imperio y
la derecha, a usar a un ser humano que él conoció y que murió por su proceso de
cambio, para beneficiarse o victimizarse políticamente. Por supuesto, no hay
nada que extrañarse del actuar de quienes algunos acólitos consideran “la
reserva moral de la humanidad”.
Fuera
de la reprochable actitud del presidente de Bolivia, me parece bien que el
gobierno atrape, enjuicie y castigue a los culpables del hecho y vayamos
sentando precedente de que matar en Bolivia no es permitido. Sería bueno
también que el gobierno atrape, enjuicie y castigue a quienes, siendo parte de
movimientos campesinos afines al MAS, asesinaron a Pedro Oshiro el 2008
poniéndolo de rodillas para darle un tiro en la nuca; a quienes, siendo parte
de movimientos cocaleros afines al MAS, mataron a machetazos Christian Urresti
en Cochabamba el 2006, a quienes el año 2000 secuestraron, torturaron y mataron
a los esposos Andrade, por citar algunos casos de matanzas e impunidad.
Santa Cruz de la Sierra, 28/08/16
http://javierpaz01.blogspot.com/
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