sábado, 10 de septiembre de 2016

Bolivia: violencia e impunidad

Javier Paz García
El viceministro Rodolfo Illanes ha sido asesinado. Más allá del hecho de que toda pérdida de vidas es lamentable, ha causado conmoción la manera brutal en la que fue golpeado y torturado hasta morir. Desgraciadamente estás cosas suceden en Bolivia con cierta regularidad.
Penosamente el presidente Morales, no pierde oportunidad para sacar provecho político de cualquier situación y ahora afirma que había una conspiración y que se detuvo un intento de golpe de Estado. Esto por supuesto es risible, ya que matar a un viceministro, a pesar de lo atroz, dista mucho de ser parte de una acción golpista. Quienes mataron a Illanes lo hicieron en el calor de la rabia por la muerte de 3 compañeros mineros, y podemos presentir que lo hicieron porque en la tradición andina, a pesar del mentiroso discurso oficial, reina la cultura de la violencia y la fuerza. La cultura de los cooperativistas mineros, es la cultura del bloqueo, del uso de la fuerza, de la violencia sindical, del abuso a las mujeres, del corporativismo violador de los derechos individuales, de las posiciones radicales y maximalistas. Es la misma cultura de los cocaleros, es la misma cultura de la Central Obrera Boliviana, es la misma cultura de los actuales gobernantes. Por eso éste es un conflicto interno entre sectores del MAS.
Pero volviendo a Evo Morales, hubiera sido una muestra de decencia y compunción el haber condenado la muerte de su viceministro y punto. Sin embargo recurrió por enésima vez a la mentira de las teorías conspirativas, a la mano del imperio y la derecha, a usar a un ser humano que él conoció y que murió por su proceso de cambio, para beneficiarse o victimizarse políticamente. Por supuesto, no hay nada que extrañarse del actuar de quienes algunos acólitos consideran “la reserva moral de la humanidad”.
Fuera de la reprochable actitud del presidente de Bolivia, me parece bien que el gobierno atrape, enjuicie y castigue a los culpables del hecho y vayamos sentando precedente de que matar en Bolivia no es permitido. Sería bueno también que el gobierno atrape, enjuicie y castigue a quienes, siendo parte de movimientos campesinos afines al MAS, asesinaron a Pedro Oshiro el 2008 poniéndolo de rodillas para darle un tiro en la nuca; a quienes, siendo parte de movimientos cocaleros afines al MAS, mataron a machetazos Christian Urresti en Cochabamba el 2006, a quienes el año 2000 secuestraron, torturaron y mataron a los esposos Andrade, por citar algunos casos de matanzas e impunidad.
Santa Cruz de la Sierra, 28/08/16

http://javierpaz01.blogspot.com/

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