Javier
Paz García
Europa
está en una encrucijada. El viejo continente se encuentra en la vanguardia de
los principios liberales como la tolerancia, gobiernos limitados, libertad de
expresión, libertad de credo. Las olas migratorias predominantemente musulmanas
y la erupción del terrorismo fundamentalista islámico plantean dilemas
complicados con relación a estos principios de convivencia. Los migrantes
musulmanes traen su cultura, tradiciones e idioma y despiertan entre ciertos sectores
de la población europea sentimientos de nacionalismo y xenofobia. Por otro
lado, el legítimo derecho de defenderse contra el terrorismo fundamentalista,
puede tener un alto costo en cuanto a la protección de la libertad individual.
La
inmigración aviva lo más perverso y condenable de los nacionalismos: el rechazo
y el odio hacia el foráneo. Pero también existe otro aspecto más difícil de
prejuzgar. ¿Qué pasa cuando la cultura de los inmigrantes es contraria a los
valores de tolerancia de la sociedad a la que emigran? ¿Qué pasa cuando, por
ejemplo, los inmigrantes practican la sumisión de la mujer en un nuevo país
donde tal posición es considerada inmoral? ¿Se debe respetar la cultura foránea
cuando ésta entra en conflicto con la cultura local o con las leyes mismas? En
una cultura que practica la tolerancia y la multiculturalidad ¿qué se debe
considerar intolerable?
Un
derecho natural de todo ser humano es el de defenderse y la razón de existir
del Estado es la defensa de la sociedad. El terrorismo islámico es un peligro
contra las sociedades y la cultura occidental. Sin embargo la búsqueda de mayor
seguridad puede ser a costa de libertades civiles fundamentales y presenta
serios dilemas. Por ejemplo, ¿es válido prohibir una religión por considerarla
peligrosa? ¿Debe el Estado tener acceso a todas las conversaciones telefónicas?
¿Es moralmente justificable discriminar o hacer seguimiento a toda persona
proveniente de cierto país o que profese cierta religión? La lucha contra la
intolerancia fundamentalista puede paradójicamente producir intolerancia entre
quienes la combaten.
Europa
ve amenazada su identidad y su integridad por la inmigración musulmana y el
fundamentalismo islámico. Yo tengo más preguntas que respuestas a estos temas. Solo
espero que en la búsqueda de soluciones no terminen como bajas valores tan
europeos como la tolerancia, la solidaridad y la libertad.
Santa Cruz de la Sierra, 15/11/15
http://javierpaz01.blogspot.com/