Javier
Paz García
Soy
adverso a criminalizar el racismo mediante la legislación, debido por sobre
todo a que esto equivale a limitar la libertad de expresión y de conciencia.
Creo que una persona tiene el derecho a ser racista. Esto no quiere decir que
yo sea racista o apoye esta actitud. Al contrario, creo que todas las personas,
sin importar la raza, el género, la nacionalidad o la condición social,
merecemos respeto y debemos practicar la tolerancia hacia nuestros prójimos y
que el racismo es un síntoma de extrema ignorancia e intolerancia. Pero no creo
que la simple opinión de alguien que declare sentirse superior a otros sea
justificativo para privarle de su libertad. Creo que una persona tiene derecho
a ser racista, al igual que creo que una persona tiene derecho a ser musulmana,
cristiana, atea, actriz porno, saca suerte o pastor multimillonario, sin que
necesariamente estas preferencias de vida sean de mi agrado.
Mi
postura tampoco es pasiva. Declarar que el racismo no debería ser
criminalizado, no equivale a decir que no se deba hacer nada. Pero no debe ser
el Estado el principal actor en la lucha, sino la sociedad civil. Creo que
somos los miembros de la sociedad los que tenemos la mayor responsabilidad, en
primer lugar educándonos a nosotros mismos para aprender a respetar a nuestro
prójimo. Luego educando a nuestros hijos para que no caigan en estos prejuicios.
Y finalmente rechazando y criticando las actitudes racistas de otros. Dos
buenos ejemplos de esto último son los casos de un socio que tiró un banano a
un jugador de fútbol en la liga española y fue expulsado de por vida del club y
del estadio y el caso del dueño de un equipo de básquet en la liga
norteamericana que ante declaraciones racistas fue expulsado de la liga. Las
muestras de repudio de la sociedad civil son la forma adecuada de luchar contra
el racismo.
Otro
motivo por el que me opongo a legislar el racismo es que en muchos casos tal
legislación resulta redundante. Si alguien golpea a otra persona, comete el
delito de agresión física, sin importar si su motivación es racista o no; si lo
insulta comete una agresión verbal; si lo mata comete un asesinato. No es
necesario entonces agregar legislación contra el racismo, cuando ya existen
leyes que castigan a los violentos, agresores y homicidas en general. El
castigo por estos crímenes debe ser el mismo para todos, sin importar la
motivación. Un homicidio, no debe ser juzgado diferente si es motivado por
racismo o por celos pasionales.
Santa Cruz de la Sierra, 04/05/14
http://javierpaz01.blogspot.com/
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