Javier
Paz García
Nelson
Mandela fue una de las pocas personas que antes de morir ya era un personaje
mítico. Fue un abogado que combatió el apartheid,
el sistema de segregación racial imperante en Sudáfrica hasta 1992, pasó 27
años en la cárcel, fue liberado en 1990 y en 1994 se convirtió en el primer
presidente negro de Sudáfrica.
Sudáfrica
tuvo un sistema racista que imponía una serie de limitaciones y negaba los
derechos políticos de los negros, que por cierto conformaban la mayoría de la
población. Ante esta situación, los negros tenían todo el derecho a recurrir a
la violencia en defensa de sus libertades. Muchos así lo hicieron, entre ellos
Mandela, motivo por el cual fue condenado a cadena perpetua y cumplió 27 años
en prisión. Sin lugar a dudas es mejor resolver los conflictos de manera no
violenta, si ello es posible, pero el uso de la fuerza y la violencia es un
instrumento legítimo de defensa cuando los gobernantes (o quienquiera que sea)
violan ciertos derechos y libertades considerados inalienables. De hecho, uno
de los más insignes liberales de todos los tiempos, John Locke, argumentaba en
el siglo XVII que el rey debe servir al pueblo y que si el gobierno se
transforma en un instrumento de opresión, pues el pueblo tiene todo el derecho
de revelarse, derrocar a los gobernantes e instaurar otro gobierno, con el fin
de restablecer las libertades individuales.
Mandela
intentó, con plena justificación, acabar con la opresión de su gente mediante
métodos violentos. Fracasó en el intento y pasó casi tres décadas de su vida en
la cárcel. El mérito de Mandela, (al menos uno de ellos), fue que tras salir
prisión y más aun durante su presidencia, teniendo motivos legítimos para
sentir odios y resentimientos hace la minoría blanca y racista, llevó a cabo
políticas conducentes hacia la paz y la reconciliación, políticas que
restablezcan los derechos conculcados a las mayorías negras sin quitarle
derechos a los blancos que habían sido sus opresores. En resumen, impulsó en su
país uno de los paradigmas liberales: la igualdad ante la ley.
Nelson
Mandela murió el 5 de diciembre de 2013. Por su visión de una sociedad sin
racismo, por su capacidad de perdón, por su rechazo a perpetuarse en el poder,
por su ejemplo, Madiba debe ser honrado y recordado. Que en paz descanse.
Santa Cruz de la Sierra, 08/12/13
http://javierpaz01.blogspot.com/
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