Javier Paz García
La ciudad del Alto presenta una de las paradojas más interesantes de la actual Bolivia. El alteño es altamente capitalista en su accionar económico y altamente socialista en su accionar político.
El Alto es una ciudad de comerciantes y artesanos que ha surgido por esfuerzo propio. A los alteños nadie les regaló nada. Su gente se levanta temprano y empieza su jornada de trabajo en un frío del demonio a cuatro mil metros de altura y con falta de oxígeno en el aire. Sus ferias y mercados son un tributo al libre comercio.
Al alteño le interesa trabajar para ahorrar un capital (de ahí viene el término capitalista), comprarse un camioncito, expandir sus puestos de venta en el mercado, y eventualmente darle un mejor estándar de vida a sus hijos. Juzgando su comportamiento económico el alteño defiende a muerte el libre mercado: la ciudad ha surgido gracias a la iniciativa privada de sus ciudadanos, sin ayuda del Estado, sin subvenciones, sin “planes de desarrollo” diseñados por algún burócrata en La Paz. Y no hay mejor muestra de la fervorosa actitud capitalista del alteño que su alta vocación de comerciante y su reticencia a pagar impuestos. Después de todo ¿por qué tiene el Estado derecho de quitarles parte de lo que han ganado con su propio trabajo? ¿Qué moral tiene un Estado que ha hecho poco o nada por la ciudad para exigir que su gente sacrifique sus ganancias?
Básicamente el capitalismo en su aspecto filosófico sostiene que las personas deben ser libres para elegir su propio destino, que los individuos son las personas más idóneas para decidir sobre asuntos de su propio interés y que la tutela del Estado en la vida de las personas es ineficiente e inmoral. Tal vez los pocos alteños que lean esta nota se sientan ofendidos de ser llamados capitalistas, practicantes y beneficiarios del libre mercado… ¡pero es que lo son! Cuando contrabandean, cuando compran barato y venden más caro, cuando exportan, son capitalistas que se benefician del libre comercio, cuando no pintan sus casas y no emiten facturas para evitar el pago de impuestos, son capitalistas buscando las formas más ingeniosas de darle lo menos posible al Estado.
El alteño no anhela convertirse en burócrata, y más bien siente una alta desconfianza para con el Estado. Y sin embargo en el discurso y en el accionar político los alteños son la antítesis de todo lo anterior. Defienden un socialismo que quiere un Estado grande e intrusivo en la vida de las personas. Claman por un Estado que tome decisiones por ellos, que los cuide, y los trate como a niños incapaces de cuidarse por cuenta propia. Quieren un Estado que prohíba el libre comercio, y les diga a que precio y a quien van a vender sus tomates, sus muebles y sus textiles. Quieren un Estado que cobre impuestos más altos cuando no están dispuestos a pagar las tasas actuales.
Los alteños, con su actitud emprendedora y su apuesta implícita por el libre mercado tienen hoy la posibilidad de salir de la pobreza y de dar un mejor futuro a sus hijos. Es una paradoja y una tristeza que con su apoyo a un modelo socialista que socava las bases mismas que hicieron progresar a la ciudad estén yendo en contrasentido, condenando a sus hijos a perpetuarse en la pobreza.
La Paz, 14/08/08
4 comentarios:
Y apuesto que la mayoría de los alteños están pidiendo una ley de pensiones solidaria, aunque nunca aportaron para su jubilación teniendo plena capacidad d e hacerlo. Gracias por tan interesante análisis
Tengo varios amigos que son socialistas y viven muy bien, nunca ayudan al projimo ni siquiera dando una misera moneda, pero siempre hablan de la revolución. Las contradicciones de la vida.
Felicidades por tan buen analisis.
Estimado Javier, no te confundas, el apoyo de El Alto a el MAS no es por conciencia política sino por convergencia racial con Evo. Es muy parecido al que la clase media alemana tenia en los años 30’s con Hitler. Sin la presencia de Evo el MAS sería nada en El Alto; hay que reconocer sin embargo la capacidad de los socialistas en la cúpula maSSista para controlar sus impulsos de poder y manejar las riendas del poder detrás del títere necesario que han puesto al frente.
Uffff.... Javier Paz sigue entreteniendo a Ego Ipse. Y Ego Ipse le agradece infinitamente por ello. Por nada más, le plantea un par de precisiones siempre con el propósito de colaborar a la ilustración de Javier Paz:
1. Javier Paz dice: "El alteño es altamente capitalista en su accionar económico y altamente socialista en su accionar político..."
Ego Ipse responde: No existe algo así como un "accionar político socialista". ¿Qué diantres significa eso?
2. Javier Paz dice: "Juzgando su comportamiento económico el alteño defiende a muerte el libre mercado: la ciudad ha surgido gracias a la iniciativa privada de sus ciudadanos, sin ayuda del Estado, sin subvenciones, sin “planes de desarrollo” diseñados por algún burócrata en La Paz."
Ego Ipse responde: acá hay tantos sin sentidos que es difícil empezar por alguno. Ego Ipse va aportar un orden arbitrario.
a) Cualquiera sea el significado de "El Alto ha surgido" (¿qué significa que "una ciudad surja"?; ¡qué riguroso el lenguaje usado!), Javier Paz parece no haberse enterado que El Alto es la ciudad con mayor pobreza de Bolivia. De acuerdo a los datos del INE, casi 2/3 de la población de El Alto no satisface sus necesidades básicas. Si Javier Paz considera que eso es sinónimo de que "El Alto ha surgido", Ego Ipse cree que, otra vez, Javier Paz nos está tomando el pelo o, en el mejor de los casos, no sabe de lo que habla. Nuevamente.
b) El Alto se convirtió en ciudad y capital de provincia por decisión política.
3. Javier Paz nos deleita con este lujo: "Básicamente el capitalismo en su aspecto filosófico sostiene que las personas deben ser libres para elegir su propio destino, que los individuos son las personas más idóneas para decidir sobre asuntos de su propio interés y que la tutela del Estado en la vida de las personas es ineficiente e inmoral".
Ego Ipse responde: Por favor que Javier Paz no se enoje si Ego Ipse se ríe, y a carcajadas. El "capitalismo" es un régimen de producción. No tiene ningún "aspecto filosófico". Otra cosa es que sus principales ideólogos, en defensa de sus intereses, hayan inventando una filosofía para defender sus privilegios. Esa filosofía se llama "liberalismo". Pero ni siquiera termina del todo de asimilarse al "aspecto filosófico del capitalismo". Muchos liberales (por ejemplo, Rawls) son reticentes a un puro y llano capitalismo. Por lo demás, desde principios del siglo XX se sabe que capitalismo y Estado no están reñidos. Al contrario. Incluso muchos de los propios liberales plantean que un capitalismo de Estado puede ser tan o más eficiente que un capitalismo de libre mercado, al menos en el corto plazo. Anyway. Lo importante de este punto es que Javier Paz, nuevamente hablando de lo que no sabe, ha confundido, por enésima vez, dos fenómenos distintos: capitalismo y libre mercado. Capitalismo puede existir y desarrollarse (y ha existido y se ha desarrollado) sin iniciativa privada y como efecto de la planificación política. Que Javier Paz le pregunte a un tal Otto von Bismarck.
4. Javier Paz no sigue deleitando con joyas como ésta: "Tal vez los pocos alteños que lean esta nota se sientan ofendidos de ser llamados capitalistas, practicantes y beneficiarios del libre mercado… ¡pero es que lo son! Cuando contrabandean, cuando compran barato y venden más caro, cuando exportan, son capitalistas que se benefician del libre comercio, cuando no pintan sus casas y no emiten facturas para evitar el pago de impuestos, son capitalistas buscando las formas más ingeniosas de darle lo menos posible al Estado."
Ego Ipse sigue matándose de risa. Javier Paz está confundiendo dos cosas que desde principios del siglo XX sabemos que son distintas y que incluso se encuentran en las antípodas: afán de lucro y capitalismo. El alteño que no paga impuestos, que contrabandea, que compra barato para vender caro, que no pinta su casa... Ese alteño, por hacer eso mismo, deja de ser capitalista. Todo lo contrario. Al hacer eso, se abandona al irracional afán de lucro del pirata o del mercenario, que se encuentra en las antípodas del capitalista. Y esto es teoría elemental del capitalismo: Weber y Schumpeter. Ni siquiera Marx. Sino Weber y Schumpeter. Ego Ipse le sugiere amistosamente a Javier Paz partir por leer (y comprender) lo más elemental de la teoría del capitalismo: la introducción a la Ética Protestante. De lo contrario, sólo va a seguir arrancando risas entre las personas enteradas y que usan sus neuronas.
5. Javier Paz sigue burlándose de la inteligencia ajena: "El alteño no anhela convertirse en burócrata, y más bien siente una alta desconfianza para con el Estado. Y sin embargo en el discurso y en el accionar político los alteños son la antítesis de todo lo anterior. Defienden un socialismo que quiere un Estado grande e intrusivo en la vida de las personas. Claman por un Estado que tome decisiones por ellos, que los cuide, y los trate como a niños incapaces de cuidarse por cuenta propia. "
Ego Ipse, meditabundo, empieza a encontrar las razones de por qué los liberales bolivianos, tan poco dotados para la lectura política, son incapaces de construir un liderazgo departamental en La Paz o las zonas rurales de todo Bolivia. Insulsamente creen que el conflicto actual es entre un modelo de Estado "socialista" y uno que no lo es. Qué ingenuidad más barata. Ego Ipse le agradece a Javier Paz haberle entregado indicios de por qué la derecha liberal va a tener que contentarse con apreciar como testigo cómo el conflicto boliviano, que ya no los incluye, se resuelve sin ellos. Gracias en verdad Javier Paz...
Publicar un comentario