Javier
Paz García
Los postulados socialistas de centralización del
poder político y económico en manos de unos cuantos burócratas presuponen la
superioridad moral e intelectualmente de tales burócratas con respecto al resto
de la población.
Todos los seres humanos poseemos vicios y defectos; los
políticos no son una excepción. Es más, la política atrae a los flojos, los
zalameros, los corruptos, los que buscan fortuna fácil, los inútiles e
incapaces, debido a que en política es posible escalar y enriquecerse en base a
los favores y las influencias, sin el esfuerzo que requiere el sector privado.
No es casualidad que los “servidores públicos” sean famosos por llegar tarde y
salir temprano y en el ínterin jugar solitario en las computadoras y tomar
cafecitos con los colegas mientras las colas de clientes se acumulan. No es
casualidad que los políticos entren pobres y salgan ricos, o que se nombre
ministro de agricultura a alguien que nunca ha sembrado ni un naranjo. Por
supuesto, también se involucra en la política gente honesta y capaz, pero
debemos reconocer que en general, los políticos no son más virtuosos ni más
preparados que el resto de la población.
Pero el político tiene incentivos perversos que no
tiene el resto de la población porque maneja plata que no es suya y debe pagar
favores a quienes lo apadrinaron para llegar hasta donde llegó con recursos que
no le pertenecen, por eso puede poner al hijo de su financiador o al sobrino de
su aliado político en un cargo para el cual no está capacitado, y no le importa
un bledo porque el salario no sale de su bolsillo. Esta es la naturaleza de la
política aquí, en Estados Unidos y en la China.
Si existen tantos incentivos para que los políticos
malgasten el dinero ajeno (el dinero de todos), para que usen su poder y su
influencia en beneficio propio, para que abusen de su poder, entonces debemos
concluir que a los políticos hay que limitarles el dinero y el poder. Hay que
darles tan poca plata como sea posible para que no puedan robar tanto y sea más
fácil fiscalizarlos. Hay que limitar, separar y descentralizar el poder para
que no abusen de él en beneficio propio y de sus allegados.
Santa
Cruz de la Sierra, 26/10/14
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