domingo, 22 de noviembre de 2015

Identidad, seguridad y libertad

Javier Paz García
Europa está en una encrucijada. El viejo continente se encuentra en la vanguardia de los principios liberales como la tolerancia, gobiernos limitados, libertad de expresión, libertad de credo. Las olas migratorias predominantemente musulmanas y la erupción del terrorismo fundamentalista islámico plantean dilemas complicados con relación a estos principios de convivencia. Los migrantes musulmanes traen su cultura, tradiciones e idioma y despiertan entre ciertos sectores de la población europea sentimientos de nacionalismo y xenofobia. Por otro lado, el legítimo derecho de defenderse contra el terrorismo fundamentalista, puede tener un alto costo en cuanto a la protección de la libertad individual.
La inmigración aviva lo más perverso y condenable de los nacionalismos: el rechazo y el odio hacia el foráneo. Pero también existe otro aspecto más difícil de prejuzgar. ¿Qué pasa cuando la cultura de los inmigrantes es contraria a los valores de tolerancia de la sociedad a la que emigran? ¿Qué pasa cuando, por ejemplo, los inmigrantes practican la sumisión de la mujer en un nuevo país donde tal posición es considerada inmoral? ¿Se debe respetar la cultura foránea cuando ésta entra en conflicto con la cultura local o con las leyes mismas? En una cultura que practica la tolerancia y la multiculturalidad ¿qué se debe considerar intolerable?
Un derecho natural de todo ser humano es el de defenderse y la razón de existir del Estado es la defensa de la sociedad. El terrorismo islámico es un peligro contra las sociedades y la cultura occidental. Sin embargo la búsqueda de mayor seguridad puede ser a costa de libertades civiles fundamentales y presenta serios dilemas. Por ejemplo, ¿es válido prohibir una religión por considerarla peligrosa? ¿Debe el Estado tener acceso a todas las conversaciones telefónicas? ¿Es moralmente justificable discriminar o hacer seguimiento a toda persona proveniente de cierto país o que profese cierta religión? La lucha contra la intolerancia fundamentalista puede paradójicamente producir intolerancia entre quienes la combaten.
Europa ve amenazada su identidad y su integridad por la inmigración musulmana y el fundamentalismo islámico. Yo tengo más preguntas que respuestas a estos temas. Solo espero que en la búsqueda de soluciones no terminen como bajas valores tan europeos como la tolerancia, la solidaridad y la libertad. 
Santa Cruz de la Sierra, 15/11/15

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martes, 17 de noviembre de 2015

El Misterio de la Banca

Javier Paz García
Uno de los aspectos más difíciles de entender sobre economía es la parte monetaria. ¿Cómo se origina el dinero? ¿Por qué un pedazo de papel intrínsecamente inservible es aceptado como medio de pago? ¿Qué es la inflación y cuáles son sus causas? ¿Cómo funciona la banca? ¿Qué rol desempeña un banco central? ¿Qué es el patrón oro? ¿Qué características tiene el sistema de banca de reserva fraccionaria? Estas son preguntas que incluso un economista o un banquero puede no comprender del todo.
The Mystery of Banking (1983) de Murray N. Rothbard (1926-1995) expone de manera didáctica el origen y el rol del dinero junto con el papel que juegan el banco central y los bancos comerciales en la economía moderna. Luego de explicar los factores de oferta y demanda que determinan el nivel de precios, el autor muestra como funciona la banca principalmente bajo dos sistemas bancarios: la banca libre y competitiva con 100% de reservas respaldadas en oro y el sistema de banca fraccionaria con un Banco Central con el monopolio de la emisión de moneda y que actúa como prestamista de última instancia.
Rothbard expone claramente los incentivos inflacionarios del sistema de banca con reserva fraccionaria. Por un lado, el Banco Central, al no tener la obligación de respaldar su emisión de papel moneda con reservas de oro, puede imprimir libremente para por ejemplo financiar los déficit fiscales. Por otro lado, los bancos comerciales al poder crear dinero de la nada en base al multiplicador monetario, también generan periodos de inflación seguidos por periodos de contracción, creando y exacerbando los ciclos económicos de auge y depresión. Aunque la tesis no es original (el mismo Rothbard la atribuye a Ludwig von Mises) su exposición es más didáctica para el no economista que la exposición de Mises en su tratado de economía La Acción Humana.
El autor repasa el desarrollo de la banca en Inglaterra y Estados Unidos poniendo énfasis en la motivación y los intereses políticos y económicos para la creación de los bancos centrales en ambos países: El Banco de Inglaterra y El Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Rothbard muestra cómo estas entidades, no solo no contribuyeron a solucionar el problema para el cual fueron creadas (la recurrencia de crisis bancarias y económicas) sino que contribuyeron a agravarlas y generaron inflación.
El libro no solo es didáctico, sino también entretenido y lleno de datos históricos interesantes.
Santa Cruz de la Sierra, 08/11/15

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domingo, 8 de noviembre de 2015

La seguridad jurídica de Evo

Javier Paz García
Según Evo Morales en Bolivia hay seguridad jurídica. Sucintamente, seguridad jurídica significa que si hago un contrato, éste será respetado y en caso de controversias, el sistema judicial actuará oportuna e imparcialmente para velar por su cumplimiento o establecer reparaciones razonables; que si yo adquiero un bien inmueble y alguien lo avasalla, el Estado actuará rápidamente para sacar al avasallador; que si invierto en el país, el Estado no expropiará mis inversiones, ni amenazará con hacerlo; que si produzco papa, soya, tomate, pollo, gaseosas, plástico o lo que fuere, el Estado no me impondrá los precios, ni me limitará su exportación; que si requiero un trámite ante el Estado puedo obtenerlo de forma rápida y sin recurrir a coimas.
En Bolivia no se cumple con nada de lo anterior y al contrario el país tiene un sistema judicial que es una máquina de extorsión, donde un juez probo es una rareza, donde los juicios los gana quien más coimas ofrece, donde hay presos políticos, donde lotear y avasallar propiedad privada es un negocio rentable, donde el presidente cambia la constitución a su gusto y la aplica o la ignora a su conveniencia, donde las leyes son cambiadas continuamente e interpretadas caprichosamente.
Y si es evidente que Bolivia está lejos de ofrecer seguridad jurídica, la afirmación de Morales puede ser interpretada de dos formas: 1) el presidente miente conscientemente y 2) el presidente entiende otra cosa por seguridad jurídica. Analicemos ambas alternativas. La hipótesis de que el presidente miente de manera consciente no es descabellada, después de todo, ya ha incurrido repetidas veces en mentiras descaradas. Las más notables son las repetidas afirmaciones de que no se volvería a postular por un 3er periodo y luego de que no se volvería a postular para un 4to periodo, pero no han sido las únicas. Entonces nadie podría sorprenderse de que Evo Morales mienta para atraer inversiones. La otra alternativa es que para Evo Morales la seguridad jurídica no significa leyes estables, respeto a la propiedad privada y una justicia imparcial y eficiente, sino algo así como que si estás con el gobierno y no apoyás a la oposición te vamos a dar negocios y privilegios. En esa línea debemos interpretar las repetidas advertencias de Evo Morales y Álvaro García de no hacer política. Está “seguridad jurídica” propia de regímenes fascistas, ya se aplica en el país para beneficio de algunos empresarios y muchos funcionarios públicos.    
Santa Cruz de la Sierra, 31/10/15
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domingo, 1 de noviembre de 2015

La bendición de la informalidad

Javier Paz García
A menudo se habla de la informalidad como un problema serio, como una plaga que hay que eliminar. Por supuesto, tal planteamiento evidencia el desconocimiento del verdadero problema. Y es que la informalidad es en realidad una solución, una forma de escapar a trabas que genera el Estado.
Tener un negocio formal en Bolivia es un ejercicio en tolerancia y flagelación. Quien desea someterse a esos tormentos requiere pasar por una serie de trámites y obtener un sinnúmero de permisos como ser la ficha ambiental, la licencia de funcionamiento, el número de identificación tributaria, registro de comercio, pasar por el Sedes, el Senasag, la alcaldía, la gobernación, el plan regulador o por algún ministerio, donde indefectiblemente tendrá que hacer interminables colas, ser mal atendido, recibirá información equivocada o incompleta, tendrá que volver nuevamente para que le informen algo diferente a lo que le dijeron la última vez, tendrá que dar alguna coima para que los funcionarios hagan lo que deberían hacer sin coimas, tendrá que dar otras coimas para agilizar los trámites u obviar algún requisito, tendrá que pagar a algún abogadillo para hacer memoriales absolutamente prescindibles, se verá sometido a una oficina de impuestos que castiga el menor error con multas draconianas y cuya función es hostigar y castigar a quienes intentan cumplir la ley, convivirá con leyes laborales elaboradas bajo la premisa de que el empleador es un mafioso y explotador mientras el empleado es un santo victimizado por este y tendrá que cumplir con caprichos políticos como los aumentos salariales determinados en base a consideraciones políticas.
 Ante este panorama desolador, existen personas que deciden mandar al Estado y a toda su burocracia al carajo y hacer algo a lo que tienen legítimo derecho: trabajar. Y conste que la informalidad no existe solo entre los emprendedores, porque también hay empleados que escapan a toda la burocracia y trabajan en empresas informales. Y si las condiciones laborales en el sector informal supuestamente son peores que en el formal es muy válido e importante preguntarnos seriamente ¿por qué no se van al sector formal?
La informalidad no es un problema, el Estado es el problema y la informalidad es una solución. Para convencernos de esto solo hace falta hacer el ejercicio mental de cómo sería el país, si el Estado pudiera eliminar la informalidad de manera punitiva. ¡Cuántas más personas sin empleos habrían! ¡Cuánto menos creceríamos! ¡Cuánto más pobres seríamos!
Si queremos reducir la informalidad, tenemos que ir a la raíz del problema: la burocracia estatal.
Santa Cruz de la Sierra, 25/10/15
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